sábado, 13 de febrero de 2010

Un simple matojo.


Soy simple matojo

¿Por qué plañe la sorda necedad
asolando agostada vuestra mente
dotando de firmeza concluyente
al roble machacado sin piedad?

¿Acaso no se plasma en mi heredad
los rasguños del fuste que doliente
me marcan desollando fieramente
mis carnes y mis noches en frialdad?

Cuan pobre es la semblanza que troquela
el yugo del ególatra arañando
en el barro los árboles que cela;

soy brizna de matojo con cautela
pues quien hace de roble renunciando
acaba siendo leña de quien vela.

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